miércoles, 30 septiembre 2020. No sé de dónde he sacado una cabeza celeste de peluche. Se me acerca un tipo. Le digo que el celeste le sienta de maravilla. Se la pone. Las personas con las que se cruza huyen pensando que es un monstruo. Eso me da la oportunidad de escapar (aunque en el sueño no consta de qué escapo). Me encuentro ante una chapa de cobre con forma de gran ola. Tomo carrerilla y logro agarrarme a la cresta. El tipo de antes hace lo mismo. Los dos allí colgados. Me cuenta que la diseñó él para un concurso de la tele, que no hay nada al otro lado, que no les gustó y se la rechazaron. Me dejo caer, me deslizo hasta el suelo. Me uno a varias familias que marchan a casa. Se van metiendo en sus coches (coches de época). Hay unos zapatos en la acera. Falta Juan, les digo. Todos empiezan a buscarlo.