domingo, 25 abril 2021. Veo a Mario Virgilio en la terraza de un bar. Delante de él hay un tipo que parece japonés. Toman té. Sus movimientos son lentos y ceremoniosos. Hablan pero casi no gesticulan. Me acerco a su mesa y me coloco a un metro para no interrumpir la conversación. Mario me ve, se levanta y me hace una pequeña reverencia. Había venido a traerte un libro pero acabo de darme cuenta de que se me ha olvidado, le digo. Nos abrazamos.