familia

domingo, 18 abril 2021. Leo un libro que necesita de otro libro a modo de notas. Cada frase lleva un número, a veces cada palabra. Mi padre pregunta qué hago. Le explico que así es imposible disfrutar de la lectura. Dice que quizá encuentre la manera de enchufar los libros a la tele para unificarlos y verlos en imágenes. Se los lleva. Al darme la vuelta, mi dormitorio está ordenado. Oigo que han llegado mis tías. Saco un sobrecito con un sello con luminoso donde guardo los DNIs de la familia. Al final tuve que renovarlos en Albania porque era más rápido, les explico. Mi padre dice que a él le da igual ser albanés que afgano, que lo que importa es que el problema esté resuelto. Mi tía M comienza a contarme una historia: Al parecer, mi hermana y ella estaban en la farmacia. Mi hermana la interrumpe: ¡Yo hasta lloré! Mi tía M la mira con cara de odio y continua el relato. Entre las puertas de la farmacia hay una alarma a ras de suelo pero, como ya iban a cerrar, la habían colocado arriba, en el marco de la puerta. Cuando fui a salir, la alarma sonó, me rodearon cuatro policías, yo levanté los brazos y... Mi tía E la interrumpe: ¿Quieres que te lo cuente tu madre? Mi tía M se levanta dando gritos, la insulta. ¡Siempre tienes que meterte en todo!, dice y se va. ¿De verdad la rodearon cuatro policías?, pregunto a mi hermana. Aunque mi tía M se ha ido, nadie se atreve a hablar.