martes, 3 diciembre 2024. Estoy en casa de Francis (no se parece a su casa; se parece a una casa con la que he soñado otras veces, pero era de Juan Luis). Tiene una planta de arriba enorme con unos asientos pegados a la pared, con respaldos altos tipo coro de catedral. Pienso que si esa fuera mi casa no tendría sitio donde poner mis libros y empiezo a agobiarme. Bajo la escalera, la planta de abajo es un loft con grandes ventanales y cortinas movidas por el viento. Parece un anuncio. Están en la terraza poniendo la mesa. Pregunto si puedo ayudar, pero en realidad quiero irme de allí.
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Mi hermana dice que se ha comprado unos zapatos, que adivinemos cuáles son (nos enseña una estantería con varios modelos; todos son muy feos). Espero que sean esos, le digo y señalo unos de ante planos. Casi, dice. Después nos quiere enseñar la ropa que se ha comprado. Se desnuda delante de todos y se pone la ropa nueva. Mi tía M le dice si no le da vergüenza. Es verdad, dice, no he saludado. Se pone a darnos dos besos a todos sin entender que lo que nos extraña es que esté medio desnuda.