cuentas y camion de juguete

martes, 31 diciembre 2024. Se supone que me están esperando para irnos. Cuatro o cinco personas, entre ellas Camilo y Salud. Ya estoy lista, digo y hago un bailecito en plan dibujo animado. Camilo ríe desproporcionadamente. Me gusta hacerlo reír. Repito el baile (que no es más que das unas patadas de claqué en el suelo). Vuelve a reír. Mira, parece que soy graciosa, le digo a Alberto que me mira con cara de resignación.
+
Me duele muchísimo el estómago. Busco Omeprazol entre los medicamentos de mi padre. Solo hay cajitas con aros, clavos y cuentas de collar muy pequeñas. Las vuelco sobre la cama y separo las blancas de las de colores. Me tomo un puñado de cuentas blancas. En ese momento llega mi sobrino Abel para decirme que vaya, que ya están todos a la mesa.+Hay una gran fiesta en la calle. Cristina Pedroche da una vuelta para que el vestido haga vuelo y aparecen cinco Pedroches más. Un presentador explica lo que significa cada movimiento y cada palabra que dice, que cada cosa es una clave para comunicarse con su hija y su familia por no poder estar con ellos y tener que estar en la tele. Por ejemplo, si dice Amarillo en realidad está diciéndole a su hija que la echa de menos, explica. El público aplaude y grita exageradamente. Hay una especie de tómbola. Saca un nombre de una pecera y dos ayudantes entregan el regalo. A mi lado hay un padre con un niño en los brazos. Les ha tocado algo que parece un paquete de tabaco.
+
Se supone que mis padres se han mudado a un piso nuevo. Es un portal lujoso, con enormes planchas de mármol con vetas doradas y lámparas dignas de Versalles (feísimo todo para mi gusto). Para llegar al ascensor hay que pasar por un pasillo muy estrecho con varios escalones. Pienso que si a mí, que peso 48 kilos me ha costado, habrá vecinos que no puedan llegar a sus casas. Una vez arriba hay una fiesta de inauguración (gente que no conozco). Discuten porque el médico ha dicho que el bebé de una chica (se supone que vive allí) tiene alergia a perros y gatos. Unos están a favor de deshacerse de los dos perros y el gato (que andan por allí rebuscando comida que cae al suelo), otros a favor de deshacerse de la niña. La madre de la niña dice que no piensa deshacerse de los animales. Temiendo lo peor, cojo a la niña en brazos y la escondo bajo mi ropa. Jorge está sentado junto a otros invitados. Un camarero empieza a recoger los restos de la fiesta. Tienes que probar ese vino, me dice. Es una botella a medias que el camarero ya se llevaba. El camarero se vuelve y nos sirve dos copas hasta el borde. Tiene un color amarillo y denso, parece aceite.
+
Estoy en casa de mis padres con Blas, el que fue mi profesor de matemáticas en el instituto. Estamos sentados en el suelo. Tiene un camión de juguete. Le pregunto si es el mismo que llevaba a clase. Dice que sí, que lo usaba para guardar el tabaco y que ahora lo usa su hija para llevar el bocadillo al colegio. Le cuento cuánto me gustaban las matemáticas y que fue una pena que no estudiara exactas como yo quería. Me doy cuenta de que estamos en el suelo y voy a por un cojín para que no se le quede el culo helado. Entro en el cuarto e mi hermana, todo está manga por hombro. Le pregunto a mi madre dónde están los cojines. No sabe.