martes, 26 julio 2011. Alguien extiende la mano delante de mí y me da de comer cristales. Me cuesta masticarlos, pero los trituro y me los trago.
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Parece que tengo una nueva casa. Es enorme, con varios salones llenos de sofás estampados y mesas con adornos. A cualquiera le gustaría una casa, así, pienso, pero a mí no. Pienso en si podría vaciarla y quemar los muebles en la playa. La cocina parece una choza de madera vieja y húmeda, es estrecha y alargada. Al fondo tiene dos sillones verdes que miran hacia un ventanal. Le digo a Alberto que, como seguramente pasaremos todo el tiempo en la cocina, deberíamos poner una radio o un pequeño equipo de música. Hace un gesto con la mano que no significa otra cosa que: ¿Con toda esa casa y quieres que pasemos el tiempo en esta choza inmunda?
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Parece que tengo una nueva casa. Es enorme, con varios salones llenos de sofás estampados y mesas con adornos. A cualquiera le gustaría una casa, así, pienso, pero a mí no. Pienso en si podría vaciarla y quemar los muebles en la playa. La cocina parece una choza de madera vieja y húmeda, es estrecha y alargada. Al fondo tiene dos sillones verdes que miran hacia un ventanal. Le digo a Alberto que, como seguramente pasaremos todo el tiempo en la cocina, deberíamos poner una radio o un pequeño equipo de música. Hace un gesto con la mano que no significa otra cosa que: ¿Con toda esa casa y quieres que pasemos el tiempo en esta choza inmunda?