jueves, 14 julio 2011. Tengo un tomate en la palma de la mano. Lo miro y pienso en el eterno retorno. Alguien que pasa a mi lado me mira extrañado. Heráclito tenía razón, le digo.
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Unas motos espaciales vuelan sobre mi cabeza como si fueran moscas que tengo que espantar. A veces lanzan unos garfios, enganchan a alguien y se lo llevan. Intento organizar a unas cuantas personas para luchar contra ellas. No consigo nada.
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(Siesta). Ferran y Alberto están sentados en la encimera de la cocina, los pies le cuelgan. No sé cómo no se rompe con tanto peso. Ferran cuenta que una vez conoció a una chica que sabía bailar el hula-hop. Le digo que yo sé. No te creo, dice.
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Unas motos espaciales vuelan sobre mi cabeza como si fueran moscas que tengo que espantar. A veces lanzan unos garfios, enganchan a alguien y se lo llevan. Intento organizar a unas cuantas personas para luchar contra ellas. No consigo nada.
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(Siesta). Ferran y Alberto están sentados en la encimera de la cocina, los pies le cuelgan. No sé cómo no se rompe con tanto peso. Ferran cuenta que una vez conoció a una chica que sabía bailar el hula-hop. Le digo que yo sé. No te creo, dice.