demostración

lunes, 26 septiembre 2001. Al parecer he grabado unas imágenes en las que demuestro que se puede volar. He quedado con Héctor y Manuel bajo las palmeras de la aduana. Les enseño la grabación, en ella se me ve volando a dos metros de suelo, a toda velocidad, por las calles del centro de Málaga. Le doy una copia a cada uno para que la escondan. Los abrazo, nos despedimos y huyo. Mientras me alejo volando pienso si Héctor estará bien, porque al abrazarlo se le notaban las costillas.
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Llevo en las manos un cuenco de barro en forma de manos. El agua se sale a cada paso e intento volcarlo en las macetas que encuentro por la calle, pero siempre acabo por mojar a alguien.
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Al entrar en una tienda tropiezo y caigo sobre un saco enorme lleno de canicas. Todas caen cubriendo el suelo de la tienda. Lo extraño es que no hacen ningún ruido.
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Tomo café con un chico joven. Mientras me habla, pienso que ya he soñado con él otras veces, pero no lo conozco en la vida real. ¿Cuándo volveremos a vernos?, me pregunta. Cuando vuelva a soñar contigo, supongo.

una casa de bambú

domingo, 25 septiembre 2011. Héctor se ha construido una casa con bambú, parece una jaula gigante. Nos vamos rescolgando en lianas para ir de un lado a otro. Aparece un tipo uniformado, dice que va a denunciarnos por esconder droga aunque sabe que es mentira, sólo va a hacerlo para fastidiarnos, dice. Le digo que me da igual, que pediré que me hagan análisis como hicimos en el instituto, que con sólo un poco de saliva supimos quien fumaba y quien no. Héctor dice que me deje de cháchara y escape. Me tumbo en una hamaca de lona que hace de tejado. No pienso dejarte solo, si tú te quedas yo también, le digo.

venganza

sábado, 24 septiembre 2011. Andrés se tumba sobre la espalda de una chica. Pienso que puede hacerle daño. Dice que esa es su venganza. Mientras, la chica mira una revista de moda en la que Begoña aparece con vestidos largos de fiesta y de novia.

en obras

jueves, 22 septiembre 2011. El vecino ha hecho obras en su casa, ha tirado paredes y ha convertido su piso en un palacio indio con alfombras enormes y lámparas doradas. Mientras me lo cuenta, veo uno de mis vestidos hecho trapos en el suelo de su terraza. Me explica que los albañiles lo usaron para limpiar el barro. No entiendo que tenga tanta cara dura. Después dice muerto de la risa que su mujer se emborracha cada noche para poder pensar qué preparará de comer al día siguiente. No entiendo nada.

el gran vázquez

miércoles, 21 septiembre 2011. Emilio me llama por teléfono para contarme que ha estado chateando con el gran Vázquez. Está tan entusiasmado que me da pena decirle que es imposible porque Vázquez hace tiempo que murió.

piano rojo y huellas rojas

martes, 20 septiembre 2011. Hay una especie de fiesta en el patio de los vecinos de mi abuela. Sr. Chinarro dice que tengo que irme ya, y le cuenta a alguien que no debe preocuparse nadie por mí porque él sabe de buena tinta que estaré bien sola. En ese momento llega un camión de mudanzas y comienza a sacar estanterías rojas y un piano enorme.
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Encuentro sobre la acera una tira de película con cuatro negativos. Reconozco al poeta Montilla, que aparece justo en ese momento. Lleva la capucha de la sudadera puesta. Le digo que tengo sus primeros libros, le pregunto si sigue escribiendo. Se ríe, no se quita la capucha para mirar el cielo. Lo miro yo también. Las paredes son muy altas, el suelo está mojado y me doy cuenta de que voy descalza. Caminamos. Él no deja huellas, las mías son rojas.

samuráis contra legionarios romanos

lunes, 19 septiembre 2011. Al parecer han cortado la calle Larios porque va a celebrarse la boda de la Duquesa de Alba. Intento evitar a la multitud escondiéndome en un hotel, pero de repente, en el hall, comienza una batalla entre samuráis y legionarios romanos. Pienso que es una performance en honor a la Duquesa. Sólo al ver caer a los primeros muertos, veo que va en serio.
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Entro con Andrés y Antonio en la Casa de guardia de la Alameda. Nos sirven unos dedales de vino dulce y un ponche blanco muy denso. Aparece Alberto, le cuenta al camarero que el prepara el mismo ponche en casa, para sus invitados. Pienso en si hará fiestas mientras estoy dormida porque jamás he visto a nadie en casa y menos a él preparando ponche.

zapatos planos y urinarios parlantes

domingo, 18 septiembre 2011. Me pruebo zapatos muy planos en una habitación enorme y vacía aunque se supone que es una zapatería. No me gusta ningún modelo, pero me compro unos porque la chica que los vende está a punto de echarse a llorar. Al ir a pagar me piden el DNI, pero sólo llevo carnet que parecen de broma con fotos donde no me reconozco.
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Dos urinarios de caballero, pegados a la pared, hablan entre ellos de lo que van a hacer en sus vacaciones. Hablan con la voz de falsete de Joaquín Reyes.

clavo endeble y chicle resistente

miércoles, 14 septiembre 2011. Bajo una escalera endiabladamente retorcida que lleva a un sótano luminoso. No hay más muebles que un sillón. En el sillón hay una chica con una soga al cuello. Pienso que ha querido ahorcarse pero el clavo de la pared no ha aguantado su peso. Pido ayuda a gritos. Varias personas aparecen de repente, pero en vez de ayudar a la chica que apenas respira, se esfuerzan en quitarme un chicle que llevo pegado a la suela del zapato.

semillas de amapola y té verde

domingo, 11 septiembre 2011. Estoy en una habitación vacía. Sólo hay un catre grande y cuadrado frente a una ventana. En el suelo hay moqueta. Todo es del mismo color. Sobre la cama hay esparcidos cientos de semillas de amapola. Albert llega, deja una escopeta sobre la cama, se sienta. Parece muy cansado. Ten, le digo ofreciéndole semillas de amapola pegadas a la yema de mis dedos.
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Alberto y yo estamos en una tetería. El dueño aparece con una radio militar colgada al hombro. Dice que estamos invitados, que podemos beber todo el agua que queramos. Alberto pide un té verde, yo bebo agua. Le explico que ya tomé café por la mañana y un té no me dejaría dormir. A mi lado hay un saco de castañas que pelo con muchísima facilidad. Comienzan a llegar amigos y familiares, se sientan a nuestra mesa que, por arte de magia, va haciéndose cada vez más grande. Hablan de ordenadores y virus informáticos. Me aburro.

escher

sábado, 10 septiembre 2011. Estoy en lo que parece una habitación de un colegio mayor. Dos chicos me dan un paquete con marihuana para que la esconda. Al momento aparecen dos chicas y rebuscan por toda la habitación. No encuentran nada y se van. Los dos chicos me felicitan, les devuelvo la droga y me despido, pero la habitación no tiene puerta. Al cabo de unos segundos la habitación se ha convertido en una tienda donde venden pañuelos de gasa y cuentas para hacer collares. Busco la puerta para marcharme, pero está en el techo. Me recuerda a un cuadro de Escher. Junto a los pañuelos de gasa hay una señora con pinta de leer el futuro. De todos modos, aunque consiguieras salir por esa puerta, no sabrías encontrar el camino a casa, me dice.

parque acuático

viernes, 9 septiembre 2011. Estoy en una especie de parque acuático construido con piedras, lo que le da un aspecto siniestro. Parece que escapo de alguien. Intento lanzarme por un tobogán, pero las piedras están cubiertas de liquen y musgo, y es imposible deslizarse. A lo lejos veo a Iker, me hace señas, me lanzo de cabeza por unas fuentes de troncos y de ahí unos rápidos me llevan hasta una cueva subterránea. Iker me saca del agua, me abraza, me da ropa seca y me dice que no me preocupe por nada. Desde unos monitores vemos el parque acuático en blanco y negro. Oímos como avisan por los altavoces que he muerto. Te lo dije, ya no tienes que preocuparte por nada, dice Iker sonriente.

hamman

jueves, 8 septiembre 2011. Llego a un hamman con un grupo de chicas. A la entrada nos preguntan si también comeremos algo o sólo queremos un masaje. El suelo está lleno de cáscaras de gambas. No comprendo nada. Alguien me da una toalla y me pone un puñado de cangrejos en las manos. En cuanto nadie me ve me deshago de ellos. Entro en una habitación en ele, hay unas gradas y una piscina con agua turbia. Veo a Salvador sentarse en las gradas. Lleva una chilaba con capucha. Le digo que no puede estar allí, que es sólo para mujeres, pero no me hace caso. Dos militares se lo llevan.

parking nudista, leones y un gato congelado

miércoles, 7 septiembre 2011. Voy por un camino de tierra muy estrecho. No me da miedo porque al otra lado hay lianas y si caigo, pienso, avanzaré agarrándome de una a otra sin caer al vacío. Caigo, quedo suspendida en el aire agarrada a dos lianas muy gruesas. Bajo el camino hay una especie de nicho donde duerme una pareja de leones. Cuando se acercan a atacarme, me balanceo y con una leve patada consigo que caigan al vacío. Sigo mi camino.
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Estoy apoyada sobre un muro dejando que el sol me dé en la cara. Cuando abro los ojos veo que tengo delante un aparcamiento al aire libre. Un montón de monjas muy jóvenes llegan, ocupan las plazas dibujadas en el suelo, extienden toallas de playa, se desnudan y se tumban a tomar el sol. ¡Cómo está el mundo!, dice una voz a mi lado. Cuando me vuelvo veo que es otra monja y también se está desnudando.
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He llegado con mi madre a un hotel. En mi habitación no hay casi nada, sólo un catre, una mesa y una silla. Me gusta. Al asomarme a la ventana veo la playa desde arriba, el mar muy verde, el agua está tan limpia que transparenta los cuerpos de los bañistas. Podría quedarme aquí toda la vida, pienso. En ese momento entra mi madre, dice que tenemos que darnos prisa y cambiar toda la decoración del hotel antes de que llegue el dueño.
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Andrés está tumbado sobre la encimera de la cocina, le da bocados a un trozo de pollo a medio descongelar. Dice que está desayunando. Le pregunto si no prefiere que le prepare algo. No abras el congelador, dice. Al abrirlo veo un gato congelado. ¡Pero si no le has quitado ni la piel!, le digo. Él sigue comiendo como si nada.

ni ovejas ni poemas

domingo, 4 septiembre 2011. De debajo de un armario salen unas cien pelotas de tenis que, sin cambiar de tamaño, se convierten en ovejas. Tengo que devolverlas a su lugar antes de que vuelvan mis padres.
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Tengo que leer poemas, pero al sacar los folios se convierten en páginas de tebeos. Intento leer las historietas con seriedad para que pasen por poemas. Mi madre comienza a hablar muy fuerte desde el fondo de la sala. Hago algún chiste para destensar el ambiente, pero unas chicas me dicen a gritos algo sobre una diadema de felpa. No comprendo nada, quiero irme de allí.

poderes

sábado, 3 septiembre 2011. Al parecer me persiguen porque tengo poderes. No sé cuáles, sólo sé que debo escapar. Entro en un edificio donde ya he estado en otros sueños y subo la misma escalera de siempre, una que hay escondida detrás de unas cortinas. Cuando llego arriba, me siento en el suelo y espero.

granada y tijera

viernes, 2 septiembre 2011. A una mujer le cambiaban el corazón por una granada y la lanzaban al mar. Yo me tiraba tras ella para arrancarle la granada antes de que explotara, pero explotaba de todos modos.
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Tengo que cortarle el pelo a una niña y las tijeras no cortan, y la niña no se deja y en los cajones sólo hay tijeras oxidadas, trapos sucios y rulos de colores.

sandía de gel azul

jueves, 1 septiembre 2011. Estamos de vacaciones en la casa donde veraneaba de niña, sólo que ahora está en alto. En la terraza de al lado oigo voces familiares. Tiro una piedra para que se asomen. Salvador asoma la cabeza, dice que no haga ruido y señala una mesa donde su mujer habla y cena con unas amigas. Mi sobrino Darío quiere que le ponga pasta de dientes en las manos, aprieto tanto el tubo que sale una burbuja azul de gel del tamaño de una sandía.