jueves, 1 septiembre 2011. Estamos de vacaciones en la casa donde veraneaba de niña, sólo que ahora está en alto. En la terraza de al lado oigo voces familiares. Tiro una piedra para que se asomen. Salvador asoma la cabeza, dice que no haga ruido y señala una mesa donde su mujer habla y cena con unas amigas. Mi sobrino Darío quiere que le ponga pasta de dientes en las manos, aprieto tanto el tubo que sale una burbuja azul de gel del tamaño de una sandía.