viernes, 5 octubre 2018. Chivite y yo estamos en el tejado de un edificio. Nos tumbamos para no resbalar. Nos asomamos al vacío. Hay varias terrazas escalonadas con gente cenando. Una pareja debe creer que somos camareros porque nos dice que se tomarían una ensalada. Chivite saca varios trozos de tomate del bolsillo y se los lanza. Ninguno cae sobre la mesa. Podríamos habérselos bajado en ascensor, le digo. Eso no tendría ninguna gracia, responde.