electroshock

miércoles, 17 septiembre 2008. Una mujer inglesa exquisitamente arreglada, me mira la dentadura en la zona de embarque del puerto. Después me ata los pulgares de las manos y me dice que espere. Le hago señas a Alberto, pero no consigo que me vea. Daniel está en la cola para embarcar, y me acerco a él sigilosamente. Pienso que así me llevarán a la misma ciudad que él. Del puerto, pasamos directamente a un centro donde nos tratan como a locos. El hijo de la inglesa nos saca a pasear por las tardes a una galería muy lujosa. Nos enseña libros de arte y habla con nosotros, con Daniel y conmigo, muy despacio porque nadie le ha dicho que hablamos su idioma. Nosotros no decimos nada porque nos han prohibido dirigirle la palabra, sólo atendemos a sus explicaciones. En uno de los paseos, intento decirle telepáticamente que su madre nos tiene secuestrados, que nos han puesto varias sesiones de electroshock y nos tratan como a animales. De repente él me mira asustado porque ha entendido todo lo que le dicho. Eso no puede ser verdad, dice y mira a Daniel para que confirme mis palabras. Pero Daniel no dice nada. Se han cargado su cerebro, le digo mientras me hago un nudo en la falda.