martes, 14 octubre 2008. Camas gemelas, una junto a la otra. En una duerme Alberto y en la otra Juano. Voy a la cocina con la excusa de tomar una infusión. Lo que quiero es llorar sin que me vean. Alberto me sigue, dice que Juano y yo deberíamos cambiarnos de habitación. Aunque total, yo me marcho un día de estos, dice con alegría. Le digo que no quiero que se vaya o, si se va, que me lleve con él. Prefiero irme solo y emprender una nueva vida, dice. Me extraña que use la palabra emprender, aunque sé que se irá de todos modos. Decido que no quiero seguir viviendo. Cuando sale de la cocina, me tomo la infusión con un puñado de cápsulas blancas y amarillas, y caigo sobre la mesa.