luz y virutas

viernes, 1 octubre 2010. Mis padres hablan en el que era mi cuarto de niña. No se dan cuenta de que la ventana está abierta y la lluvia está mojando mi cama, que está justo debajo. Pienso que es la primera vez que veo llover desde esa ventana, que no recuerdo ningún día de lluvia en esa casa a pesar de haber vivido mis ocho primeros años. Mientras ellos hablan y la cama se moja, cierro los ojos y veo los columpios del parque iluminados por el sol. Pienso que antes el sol iluminaba más y que esa luz no va a volver. Quiero mandarlos callar para pensar mejor, para procurar que la imagen sea más nítida, pero sé que no pueden oírme.
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Alberto dice que ha invitado a comer a una vecina y a su familia. Abro el frigorífico, le explico que acabamos de mudarnos y todavía está vacío. Van a venir de todos modos, dice y echa virutas de madera en una olla con agua. Salgo de la cocina sin decir nada. En la tele dicen que acaban de detener a una mujer por matar a toda su familia. Es nuestra vecina. No pongas más virutas en la sopa, me parece que no van a venir, le digo.