fibrofog

viernes, 13 abril 2012. Josemari dice que no le va a dar tiempo a comprar un libro, que le van a cerrar la librería. Antonio le pregunta si los libros que tiene que comprar son libros para gente de los de pinchitos. Una chica le dice que tiene la llave de una casa que da a dos calles y que, en vez dar un rodeo, podemos cruzar a través de ella. La casa tiene muchas puertas. Cada habitación tiene un cerrojo y hay que encontrar la llave adecuada en un llavero con más de veinte. Pienso que estamos tardando más que si hubiéramos dado la vuelta a la manzana, pero no digo nada. En una de las habitaciones hay un muñeco inflable transparente que lleva dentro un esqueleto. Sobre una mesa hay una fuente con piedras idénticas a unas que tengo en casa. Cuando por fin llegamos a la otra calle, es de noche. Salimos a una especie de galería de arte. Un tipo, muy parecido a Pepo, me pregunta si sigo escribiendo. Intento decir algo coherente, pero no encuentro las palabras. Se llama fibrofog, ya te lo explicaré por mail. Caminamos del brazo. De repente pienso que quizá sí sea Pepo, sólo que al atravesar la casa he viajado en el tiempo y todavía no nos hemos conocido. ¿Podrías decirme en qué año estamos?, le pregunto. Pues sí que es serio eso de la fibrofog, responde.