jueves, 5 abril 2012. Andrés está en el hall de la casa de mis padres. Está a punto de salir. Me acerco y le pregunto por Darío, su hijo. Se mete la mano en el bolsillo y saca una especie de trufa con pinchos romos, o erizo de mar, que parece estar hecho de tierra negra compacta. Después vuelve a metérselo en el bolsillo y se va.