jueves, 26 abril 2012. Juan Francisco y yo estamos sentados en lo que parece un invernadero. Me mira a los ojos, después a la boca, intenta acercarse a mí. Le digo, muy dulcemente que estoy enamorada de otra persona, que no volveré a besar a nadie nunca más. Me levanto y voy a por hilo. Me siento a su lado y doy unas puntadas a un paño azul. Síguelo tú, le digo, yo tengo que regar. Me levanto y riego con una manguera las flores estampadas en la cretona de una butaca. En el invernadero no hay plantas, sólo hay butacas tapizadas con ramos de flores.