domingo, 2 septiembre 2012. Vemos un monte ardiendo desde un embarcadero de madera. La madera es muy oscura y destaca sobre el agua teñida de rojo. Unas chicas saharuis hacen equilibrios sobre sogas. Llevan mehlfas de colores brillantes que destacan sobre el agua roja. Parecen flores de pacífico, le digo a Alberto. Voy a por la cámara de fotos. Me encuentro a Elisa y Andrés. Están enseñando a conducir a Darío. Me parece peligroso dejar solo al volante a un niño de cuatro años, pero no digo nada. Me hablan a la vez, no sé qué dicen, usan palabras que suenan a modelos de muebles de Ikea. Yo a una mesa le llamo mesa, les digo. De repente vemos que Darío se ha estrellado contra un poste. Otros coches lo esquivan. Elisa y yo corremos hacia él. Andrés saca un pijama de su bolsa y se lo pone espacio.