sábado, 22 septiembre 2012. Carlos y yo esperamos a que Pepe traiga la comida. Aparece con una paella enorme. La paella está hecha de trocitos de cristal rojo. Los tres, como si fuese un juego, ponemos las manos a la espalda, contamos hasta tres y hundimos las caras en la paella. Al levantarlas vemos las heridas de los otros, nos reímos con la boca llena de cristales.