sábado, 1 septiembre 2012. Mis padres se están instalando en una casa a pocos metros del mar. Hay que barrer continuamente porque la arena entra en la cocina. Los marcos de las puertas están astillados y el suelo muy gastado. Mi padre coloca ramas alrededor de las puertas para disimularlos. Dice que así, además, los pájaros no entrarán en casa. En ese momento dos pájaros sobre el marco de la puerta me miran, usan las alas como manos, me amenazan. Uno hace el gesto de "silencio" poniendo el ala vertical delante del pico, y el otro pasa el ala por delante del cuello, como diciendo "si nos delatas te cortamos el pescuezo". Mi hermana se acerca a la baranda, pienso que hay que poner tela metálica. Busco la cinta métrica en una caja de costura, pero al tocarla se vuelve de color negra y los números desaparecen. De todas maneras mido sobre el suelo. Los dos pájaros son ahora dos hombres chinos. Uno acuchilla al otro mientras me hace el mismo gesto de amenaza. Cuando entro en casa mi hermana coquetea con un tipo al que le da fuego. Mi madre sale de puntillas de la habitación. Mi padre llora en el sofá. El suelo está cubierto de agua sucia. Busco una fregona y limpio sin decir nada.