domingo, 23 septiembre 2012. Llego a una especie de hospital. En mi habitación hay tres camas, una de matrimonio y dos gemelas. Llegan dos chicas, una con su hija. Se reparten las tres camas. Me quedo sin ninguna. Pensaba que tú dormirías con tu hija en la de matrimonio, le digo. No me contestan, empiezo a pensar que no me ven. Dicen sus nombres en alto, se presentan varias veces y cada vez dicen un nombre ditinto. Creo que os llamaré por colores o por números, ¿qué preferís? les pregunto. No responden.