sábado, 13 mayo 2017. Charlo con dos chicas sobre un texto que, se supone, he escrito. Ellas insisten en que meta escenas de sexo y no use palabras dulces. Ya sabes, dice una, sé más bestia. El texto se titula "Los animalitos", pienso que un tono así no le pegaría nada. Mientras hablan, me dedico a negar con la cabeza levemente y a distraerme con el paisaje: un mar inmenso que veo desde una ventana.
Parece un almacén de Ikea donde han dejado espacio entre las cajas para que actúe un grupo de teatro. Llegan carmen y Enrique. Les cuento lo que me ha pasado con las dos chicas, pero empiezo a pensar que no me ven. Muevo la mano delante de sus caras. Nada. Enrique lleva un chándal negro con el escudo de un equipo. A su lado dos chicos, uno con una sudadera del Barça y otro con la del Celta. No comprendo nada. Carmen se ha sentado unos metros más allá y no levanta la vista del móvil. Comienza una especie de zarzuela. Insoportable. Me voy. Llego a los bajos de un centro comercial donde se supone que había dejado el coche, pero el parking está vacío y en obras. Vuelvo tras mis pasos, pero ya han tapiado la entrada. Comienzo a buscar la salida, pero todas estás cerradas por muros recién construidos.