miércoles, 3 mayo 2017. Parece un congreso de poetas. Estamos muy apiñados en una sala enorme. Un tipo con barba blanca escribe un poema de dos versos en la pizarra. Parece un chiste malo que incluye la palabra "mierda" (no recuerdo los versos). Explica algo, no lo oigo bien. Todos toman apuntes. Después lee algunos nombres en una lista y pregunta qué les parece su poema. Todos los alaban. Me encojo en mi asiento para evitar que me pregunte, pero oigo mi nombre. No es un poema, respondo, yo soy muy seria, añado a modo de disculpa. Todo el mundo me mira con rencor. Miriam Reyes me dice que nos vayamos. Corremos por los pasillos, llegamos a una cafetería que necesita de una clave para entrar. Me dice que suba al piso de arriba y que ya nos traerán el té. Hago lo que me dice, no le digo que no me gusta el té. Todo está muy oscuro. Mientras la espero me pinto los labios.