martes, 12 noviembre 2019. Estoy en unos grandes almacenes. No tengo que comprar nada, pero no quiero salir con las manos vacías. Encuentro unos jabones escondidos bajo unas cajas. Son blancos y cuadrados. Cuestan más de 70 euros. Una de las cajas está abierta, le saco un papel en acordeón donde se supone dice de qué están hechos. Camino por los pasillos del supermercado que de repente se ha convertido en un parque. He perdido el papel. Intento deshacer el camino. Un montón de niñas, todas iguales, colocadas en una grada como si fueran un coro, llenan unos sacos de café. Frente a ellas, un montón de madres con bebés vestidas tipo años 60, las admiran y animan. Junto al parque-supermercado hay una venta muy antigua que he visto en fotos. Todo eso empieza a parecerme de lo más siniestro, pero no sé dónde y, sobre todo, no sé cómo volver a casa.