martes, 5 mayo 2020. Estamos en un bar. Sobre la mesa de al lado hay una fuente con lo que parecen muñecos de plástico. Al fijarme veo que son dos animales de verdad, solo tienen huesos y piel. Uno parece una nutria. Les pongo agua y patatas fritas de sobre (lo único que tengo). Se hidratan como esponjas y empiezan a tomar su forma original. De repente se transforman en dos dinosaurios, uno amarillo y otro celeste. Ahora sí que parecen de plástico, pienso. Unos niños se acercan, los cogen, les digo que son de verdad y pueden morderles. Se ríen de mí, se los llevan. Les echo agua y maldiciones.