cuatro peras y un cuhillo

lunes, 18 mayo 2020. Se supone que acabamos de salir de una lectura de poemas y estamos decidiendo a qué bar vamos. Jorge me dice algo que no llego a entender, mientras un chico muy alto sale de su coche y se acerca a nosotros. Pienso que me ha advertido de que es Jota, pero estoy segura de que se ha equivocado porque no se parece a Jota. El chico se acerca a nosotros, saluda, me da dos besos. Le digo a Begoña que se acerque, que debemos decidir dónde vamos. Di ce que ella se va a su casa. Caigo en la cuenta de que estamos en A Coruña. Como si se tratara de una obra de teatro, les digo: Vamos a empezar desde el principio.
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Alberto, Iker, Joan y yo, estamos en una terraza de un bar. La mesa es muy pequeña y nuestros codos chocan cuando comemos. Nos reímos todo el tiempo de la situación. A la hora del postre, sólo hay un cuchillo y debemos esperar a que otro termine de usarlo. Además, el cuchillo no es de postre, es de mantequilla. Cuando por fin me toca, Joan dice: Cuatro peras y un cuchillo. Como si fuera la frase más graciosa del mundo, nos reímos todos a carcajadas.