sábado, 16 mayo 2020. He quedado con Elías a las 15.15h. Para no llegar tarde a ninguna cita he construido un círculo de teletransporte en el parque. He colocado piedras negras formando un círculo sobre un empedrado blanco, si camino de derecha a izquierda sobre ellas y rápidamente me coloco en el centro, me llevan al lugar al que quiero ir en ese mismo instante. Lo hago, pero no sucede nada. Repito la maniobra varias veces. No funciona. Veo a unos chicos trabajando. Le pregunto si han tocado las del círculo. Uno de ellos me dice que los contrataron para arreglar el empedrado y como estaba perfecto, para no quedarse sin trabajo, sacaron todas las piedras y las volvieron a recolocar. ¿La piedras del círculo son las mismas? No, están desperdigadas por el parque, dice. Pienso que ahora cada una de las piedra que formaba parte del círculo de ha convertido en miniteletransporte y que quizá por eso aparezcan hormigas en sitios insospechados. Me dirijo a la parada de bus y veo a mi madre en la cola. Me sorprende muchísimo que haya salido sola, pienso que quizá se haya perdido. La abrazo. Dice que lleva tres cuartos de hora y el bus no aparece. Miro el reloj, son las 15.45h. Seguro que Elías sigue esperándome, pero no puedo dejar sola a mi madre. Le pregunto dónde va. Dice que ha encontrado el álbum de fotos de mi abuela y que hay fotos de todas sus nietas menos mías. Que iba a casa de mi abuela a buscar mis fotos. Pienso que se ha olvidado de que la casa de mi abuela es ahora un bloque feo de pisos. Le digo que yo saqué mis fotos del álbum, que las tengo guardadas, que no se preocupe.