martes, 10 mayo 2022. Mi madre y yo dormimos en el comedor de la casa de mi abuela (donde debería estar la mesa hay una cama de matrimonio que lo ocupa todo). Un ruido me despierta y veo pasar a un hombre enorme hacia el cuarto de baño. Aviso a mi madre. Dice, muy tranquila, que es el del Procono, que cada noche pasa a ver si está bien la antena. Donde deberían estar los cuadros hay un espejo enorme. Llevo el pelo muy rizado. Mi madre intenta recogérmelo con un pañuelo. Parezco sacada de un vídeo de los 80. Le digo a mi madre que nos vayamos cuanto antes. El del Procono sale, dice que todo está en orden. Cada día está usted mejor, le dice a mi madre que, efectivamente, parece muy joven. Es que una vez al año vamos a Madrid, le dice. Salimos al jardín, es de noche, me muero de sueño, pero quiero irme de allí cuanto antes.