sábado, 14 mayo 2022. Estoy dentro de un 600 charlando con mi prima Elisa, Andrés y mis sobrinos. Estamos de pie, como si el 600 fuera una habitación grande y pequeña a la vez. Pregunto la hora. Las diez, dice Elisa. ¡No puede ser, se me ha hecho tarde! Mis sobrinos ríen porque dicen que me parezco al conejo de Alicia en el país de las maravillas. Busco mi bolso, pero no lo encuentro. Andrés dice que sale a por algo. Sé que me lo ha escondido para que no me vaya. Elisa, que también lo sabe, dice: Siempre hace lo mismo, espera. Mete la mano entre el forro del techo y el techo del 600, va sacando cosas hasta que saca un bolso bandolera cuadrado de plástico rosa. Aquí está, dice satisfecha. Sé que no es mi bolso, pero le doy las gracias, lo cojo y me voy rápidamente.