miércoles, 25 mayo 2022. Parece una sobremesa. En un extremo está la familia Chivite, en el otro yo (en medio hay personas que no conozco). Se supone que Chivite es pintor y cantante. Le pregunto desde lejos si de niño cantaba en el coro de la iglesia. Dice que sí. Ya te había imaginado vestido con trajecito rojo hasta los pies, le digo.
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Mi tía y yo estamos en el jardín de Odila. Está sentada y yo acuclillada frente a ella. Le digo que hace días que no sé nada de Alberto. De repente lo vemos pasar. Salgo a la acera, lo llamo, se vuelve. ¿Alberto? Me mira como si no me conociera. ¿Eres Alberto?, repito. Si me lo preguntas es que no, dice y sigue su camino. Cuando vuelvo con mi tía llego justo a tiempo de agarrarla antes de que se desmaye.