crisálida

martes, 28 mayo 2024. Se supone que he quedado con alguien. Llego a un portal a la hora acordada, bajo unas escaleras y solo veo una caja de pizza. La abro. Dentro hay un tipo que sale de un plástico. Le digo que no podemos esconderlo mucho más tiempo, que debe huir lo antes posible. No sé cómo acabamos en casa de mi abuela. Al entrar en el comedor, mi padre, joven y animado, dice que ha compuesto algo, si queremos oírlo. Se sienta al piano y toca vigorosamente. Sobre la mesa hay unos buriles que, en el mango, llevan las tablas de multiplicar. Pienso que mi madre ha estado haciendo limpieza y piensa tirarlos. Me los guardo. La canción que toca mi padre parece una sintonía de anuncio, pero no le digo nada. Aplaudimos. Le digo que ahora que ha empezado no lo deje. Voy al baño y me sueno muy fuerte porque no puedo casi respirar. Me sale un globo lleno de líquido del tamaño de una castaña. No sé qué hacer con él, si echarlo al váter, llevarlo a la basura o guardarlo. Lo dejo sobre el lavabo. Recuerdo que, con las prisas, no metí el coche en el garaje. Salgo a todo correr. Ya es de noche. El coche parece haber menguado. Para abrirlo uso uno de los buriles. El freno de mano es una palanca extraña. El coche sigue menguando. Tanto, que puedo moverlo y aparcarlo en su plaza, simplemente, empujándolo con un dedo.