el ascensor
chaleco de cuero
domingo, 2 marzo 2025. Me encuentro a Miguel (un amigo del instituto al que no veo desde hace años), me alegro muchísimo de verlo, nos damos un abrazo. Lo encuentro casi más joven rque entonces. Me extraña su indumentaria (un vaquero ajustado y un chaleco de cuero sin camiseta debajo). Cuando nos estamos poniendo al día aparece una niña india pequeña y le tira del chaleco. La persiguen unos tipos muy raros. Entramos en un bar con escaleras metálicas que forman un laberinto. Llegamos a una azotea atestada de gente bebiendo. Intentamos esconder a la niña. Miguel me dice que me quede con ella mientras él se deshace de los hombres raros. De repente los veo cuchichear y Miguel ya no me parece él. Meto a la niña en un armario y bajo las escaleras a toda prisa. Me persiguen. Llego a una especie de basurero donde parece que estén fabricando coches con tacos de madera sin lijar y planchas de metacrilato. Uno parece que se va. Conduce una chica. Le digo que me persiguen, que por favor me saque de allí. La chica mira hacia atrás como diciéndome que es un coche fúnebre y tendré que ir tumbada.
de premios, porcelanas y collares
móvil blanco
la decoración
adoquines mojados
domingo, 23 febrero 2025. Tengo que estar en casa de mis padres a las siete de la mañana porque mi hermana se va de excursión a ver almendros en flor. Salgo corriendo de casa cuesta abajo, pero no avanzo nada. Cuando llego el autobús se ha ido. Corro hacia casa de mis padres pero las calles se vuelven empedradas y cuesta arriba. Sigo sin avanzar, me resbalo, me caigo varias veces. Intento alzar el vuelo, hacer que nado con los brazos en el aire. De repente estoy en el portal pero está lleno de cosas (muebles, ropa, objetos de mis padres). Por una parte entorpecen mi camino hacia el ascensor, pero por otro, no sé qué hacen allí y me veo en la obligación de recogerlos para que nadie se los lleve o los tire. Hago un montón con todo bajo la escalera donde están los contadores. Subo los cuatro pisos sin aliento porque el ascensor no funciona. Cuando por fin abro la puerta, mi hermana está en pijama con la cabeza llena de rulos. Me dice muy contenta que ha cambiado de planes, que ya no hay prisa.
dos nombres
en batín
jueves, 20 febrero 2025. Juano llega a casa (no se parece a mi casa; se parece más a la casa de mi abuela). Dice que me regaló sin querer un pijama que había comprado para su tío. Alberto trae el pijama. Todavía está envuelto (en papel de seda arrugado). Lo rasga por un extremo para comprobar que es el pijama que busca. Es un pijama rojo de señora con motivos orientales (se parece al último pijama que mi hermana le compró a mi madre). Sí, este es. En ese momento aparecen varias vecinas con sus carritos de la compra (una de ellas va dentro del carrito). Saludan y miran a Juano con recelo. De repente me doy cuenta de que Alberto, Juano y yo vamos en batín. Ellos tienen un pase, pero yo llevo el batín de mi suegro y, para más inri, un gorro de lana muy viejo calado hasta las cejas.