buzones

domingo, 20 julio 2008. Joan está cocinando mientas yo le cuento mis últimas conclusiones sobre mi vida. Después bajamos al portal con Luciano. Antes de salir a la calle, les digo que cojan rotuladores porque después los necesitarán si se pone a llover. Los buzones del portal no tienen puertas y todos están llenos de rotuladores de colores. Cojo un puñado y me los meto en los bolsillos. Podéis coger los que queráis excepto los de mi vecina, que tiene un niño pequeño, les digo.
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El director de un hotel me ha llamado para que resuelva un caso de fantasmas. Me pongo delante de una pared y le digo al fantasma que se dé a conocer o deje de molestar. Un trozo de pared se abre y aparecen unos buzones de madera con cartas y objetos muy antiguos. Intento leer los nombres para devolver las cartas a sus dueños, pero la letra es tan pequeña que me es imposible. Entre los objetos hay una canica idéntica a la que tenía mi padre de niño.