domingo, 6 julio 2008. Javier abre una reunión de antiguos alumnos diciendo unas palabras. Habla de las notas de mi madre y de las mías, comparándolas. La que era entonces la madre superiora, la madre Nazaret, toma la palabra para alabar mi memoria en sus clases de biología. La fiesta continúa en la explanada del recreo. Hay una exposición de libros y revistas con artículos escritos por antiguos alumnos. En la portada de una revista hay una foto de Ray Loriga donde dice Cómo ser el ídolo de uno mismo. Juan dice que no entiende cómo puedo adorarlo. Le explico que adorar sólo se adora a los dioses, que Loriga sólo me gusta. Entonces, ¿no lo idolatras?, me pregunta. Idolatrar es que algo te guste o lo ames sin condiciones, y a Loriga tampoco lo idolatro, yo sólo idolatro a Camilo. Juan se enfada y rompe la revista. Lo sigo a la barra. y, antes de pasarme una copa de vino, me dice que nunca conseguiré que le guste lo abstracto. Alberto habla de lo bueno que está el vino y apoya a Juan en su crítica a Loriga y los abstracto. Demasiado que por darte gusto nos hemos leído todos esos libros, dice. La fiesta ha terminado, la zona de la barra está muy sucia, el suelo lleno de servilletas y palillos de dientes. Me pongo a barrer. Juan llega, y al verme barrer vuelve a enfadarse. No te enteras de nada, me grita.