navaja

lunes, 14 junio 2008. Iker es un niño de unos 7 años y ha venido a casa a enseñarme un cuento que ha escrito. El cuento está muy bien, le digo. En realidad lo que quiero es aprender a escribir poemas, me dice. Le toco la frente, le acaricio el pelo, le digo que él ya es poeta, que sólo tiene que dejar sus cuentos en lo mínimo para que sean poemas también en la forma. Iker sale y cierra la puerta. Quiero ir tras él, pero estoy en la cama inválida o algo parecido. Al cabo de un rato, Iker entra sonriente y recita un poema muy breve que habla de una navaja. Es un poema precioso, le digo, y se abraza a mí muy fuerte.