reformas

miércoles, 2 julio 2008. Juan ha venido a ver un piso que acabo de comprar. Lo espero en el rellano. Hay cuatro puertas. Cuando sale del ascensor le digo que adivine cuál es la mía. Elige a la primera la puerta correcta. Entramos. La casa está desordenada y sin cortinas. Hay mucha luz. Juan se queda quieto en el comedor. Le digo que no sea tan prudente, ya que ha ido a ver qué reformas se pueden hacer. Juan cambia de actitud y empieza a golpear algunos muros hasta romperlos. Dice que será fácil cambiar la distribución porque unas paredes son de cartón y otras son de plástico transparente forrado de papel. El piso tiene unas cristaleras en las que rompe el mar. Juan dice que no me haga ilusiones porque construirán delante. Si no hay arena, me quejo. Da lo mismo, la traerán y se llevarán el mar, dice.