fuerza

miércoles, 31 diciembre 2008. Después de una pelea con varios macarras, donde me defendía echándoles tinta china, me escondo en un cuarto del tamaño de un ascensor. Tiene dos puertas que aporrean sin parar. Haciendo un gran esfuerzo abro los brazos para mantenerlas cerradas. Pienso en quién se cansará antes, ellos o mis brazos.