martes, 18 octubre 2011. Me encuentro a Rosamari, una niña del colegio a la que no veo desde hace años, por la calle. Me cuenta que han organizado una cena de antiguas alumnas pero que ella no piensa ir. Mientras me habla me llama la atención que las dos vayamos vestidas de blanco, incluso los zapatos y los bolsos. De repente estoy entrando en una habitación donde unas chicas están sentadas alrededor de una mesa ovalada. No reconozco a ninguna. La mesa ocupa casi toda la habitación. Sobre la mesa sólo hay platos hondos vacíos. ¡Vamos!, dice una. Todas se levantan y las luces se apagan. Entra un chico muy delgado y les va colocando el pene entre las manos de cada chica. Ellas lo miran y calibran con mucha seriedad. Cuando llega mi turno me guiña y pasa de largo. Me ha parecido que era Carlos. Carlos lleva turbante y un ordenador portátil. Dice que pueden comenzar las preguntas. Antes de que yo pueda decirle nada, me hace una señal para que no hable.