viernes, 7 septiembre 2011. Juanjo ha venido a verme. Entramos en un bar de carretera para comprar tabaco. Me extraña porque nunca lo he visto fumar. También me extraña su indumentaria, unos pantalones rojos como los que solía llevar Umbral. Pienso que lo hacen altísimo y muy delgado. De repente se pone a trepar por un montículo de piedras. le digo que tenga cuidado. En la falda hay varias personas sentadas. Al acercarme compruebo que son mi madre, mi hermana y mis primas. Mi hermana y mis primas son niñas pequeñas y juegan a meter las manos en las piedras como su fueran guantes. Una lasca de piedra enorme comienza a temblar. Les grito que corran, que se alejen lo más rápido posible. Yo me tumbo en el suelo y me cubro con un pañuelo. Noto una lluvia de piedras. Cuando termina, descubro que bajo el montículo de piedras hay un armario empotrado. Me encaramo y saco cosas del altillo. Hay toda una despensa. Le digo a Andrés, que acaba de aparecer por allí, que me ayude, pero no me hace caso y sigue jugando con un Blandiblú.