miércoles, 12 octubre 2011. Voy con mis padres y otras personas que no conozco en un coche. Es un coche enorme pero vamos muy apretados. Llegamos a casa de unos amigos, han preparado una fiesta para recibirnos. Al entrar hay un corcho en la pared con fotos mías y de mi hermana con distintas edades, como si mis padres se las hubieran estado enviando a lo largo de los años. Todos hablan en alemán o inglés. Yo sigo mirando fotos. Dos niñas se me acercan, una me toma de la mano y me saca de allí. Dice que todos estos años ha querido conocerme, que lee mis blogs. Después me lleva a un camino en mitad de un campo de trigo. El trigo está seco, dice. Es más bonito seco, dice la otra niña. Me cuentan que ellas saben que mi padre dijo que no quería morirse sin volver a ver un campo de amapolas. Lo sabemos todo de vosotros, añade la pequeña. Nos echamos al suelo y husmeamos el camino como si fuéramos perros sabuesos. Encontraremos esas amapolas, dicen las niñas. No entiendo nada, pero les sigo el cuento. Llegamos a una casa, la puerta está abierta, entramos. En el hall hay un retrato enorme de mi padre con una amapola en la mano, con el mismo gesto que Durero sostiene el cardo azul. Al final del pasillo hay luz. Una familia ve la tele. Una pareja y sus tres hijos. Ella me suena, creo reconocer a una modelo famosa, pero no recuerdo su nombre. Las niñas hablan con ellos en alemán, ellos responden en inglés. Me extraña que no se extrañen de que nos hayamos colado en su casa. Intento poner orden. ¿Por qué no hablamos todos en francés?, les digo. Las niñas dicen que no saben y se echan a llorar. El marido de la modelo me dice, ya en francés, que se alegra mucho de que hayamos ido a visitarlos, que allí viven aislados, por eso tienen siempre la puerta abierta. Espera, dice y vuelve al momento con cuatro libros de Gary Snyder. Son para ti, dice. ¡Oh, querido, son tus libros favoritos!, dice la modelo teatralmente. Le digo que no puedo aceptarlos, aunque adoro a Snyder. Me pide que al menos me quede con uno. Elijo uno con la portada azul, gastada, donde Snyder aparece disfrazado de pirata. Sabías que elegirías ése, dice. La modelo solloza teatralmente, las niñas siguen llorando. No sé qué hago allí ni cómo volver a casa.