jueves, 27 febrero 2014. Al fondo de la calle, delante de lo que parece la entrada a un hotel, hay un cubo blanco de mármol que a veces brilla y otras vece nos. Begoña y yo caminamos hacia él mientras hablamos. Tengo la sensación de que si llegamos al cubo tendré que despedirme y cualquiera sabe cuándo volveremos a vernos. Intento caminar cada vez más lento sin que ella se dé cuenta.