viernes, 21 julio 2017. Recibo una carta de Federico del Barrio. Dentro hay cuatro fotos muy gastadas en sepia. En dos, me parece reconocer a su padre de joven, muy guapo, con bigote y gesto serio. En las otras, Federico tiene a lo sumo 16 años. Me fijo en que están tomadas en el jardín de la casa de mi abuela, junto a la verja. Pienso en si vivirían allí antes que nosotros. No sé por qué me las ha enviado. De repente, recuerdo que se va a Nueva York. ¿Será que teme que le pase algo y quiere que alguien conserve esas fotos?, pienso.