martes, 18 julio 2017. Pueblo en fiestas. Algunos van disfrazados. Mi familia está en la terraza de un bar mirando pasar gente. De repente, mi madre, como si acabara de recordar algo, se levanta y camina muy rápido hacia la carretera. Corro detrás de ella pero no logro alcanzarla. La busco por todas partes, pregunto a todo el mundo. Nada. Subo al castillo. El castillo es un hotel. Está vacío, me dice una camarera apoyada en la barra con los brazos cruzados. Me cuenta que no son Fiestas Patronales, que una empresa se lo ha inventado todo para llenar el restaurante, pero nadie ha subido. Tendrán que cerrarlo, dice encogiéndose de hombros. Le pregunto si ha visto a mi madre. Las peluqueras salen ahora del trabajo, dice. Corro carretera abajo. Pregunto a un grupo de peluqueras por si mi madre ha ido a peinarse. Nada. Vuelvo al bar. Mi familia sigue allí charlando. ¿No habéis salido a buscarla? Estábamos esperándote para volver a casa. ¿Sin ella?, ¡cabrones!, les grito.