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viernes, 28 julio 2017. Estoy en un bar que de repente es una joyería. La camarera ha envejecido veinte años y va muy arreglada. Una chica abre la vitrina y saca un anillo. El anillo es un hilo muy fino de oro que da forma a las letras AD. Se acerca a la caja como si esperara para pagarlo. Veo cómo se lo mete en el bolsillo, disimula viendo otras cosas y se va. La sigo. Le digo a la señora que me ayude, que le acaban de robar. La señora me mira extrañada y no me hace ningún caso. Cuando mira hacia la vitrina y ve que el anillo no está se agarra la cara y abre la boca como si fuera El grito de Munch.