lunes, 13 julio 2009. Llego tarde a clase. El edificio está vacío, ni siquiera tiene paredes, sólo columnas y una puerta que da a una clase ruidosa. Entro. La profesora me dice que me vaya, que ya son demasiados días llegando tarde. Intento explicarle que tengo que hacer mil cosas antes de salir de casa y busco en el bolso mi cuaderno de dibujo para demostrarle que he terminado todos los trabajos, pero el cuaderno no está. Me dice que deje de hacer el tonto, me siente y dibuje. Busco cuadernos limpios donde dibujar, pero todos los que encuentro están pintarrajeados.