consciente

viernes, 3 julio 2009. Estoy apoyada en un malecón, el mar es de un azul transparente y denso a la vez. Sobre el agua hay cuatro colchones de corcho blanco. Envidio a los que se tumban sobre ellos o se suben para saltar al agua. Alguien me pregunta por qué no me baño. No tengo bañador, le digo. Y en ese momento pienso que da igual que me bañe vestida o desnuda porque sólo es un sueño.