koala

miércoles, 22 julio 2009. Estoy sentada junto a la puerta que daba al patio del comedor de la casa de mi abuela, como entonces, la luz que deja pasar la persiana de madera es maravillosa. Hacía mucho que no tenía esta sensación, pienso. En ese momento aparecen tres personas sentadas en el sofá. Una de ellas, un hombre al que nunca he visto. Anoche estuve chateando con tu amigo el koala, dice. Yo no digo nada. El chat se llamaba Farmacia y le vendí unas cuántas drogas, dice. Tu amigo el koala me dijo que era gay. Pienso que ese hombre quiere provocarme con sus mentiras, así que sigo sin decir nada, disfrutando de la luz que entra por la persiana.