martes, 4 agosto 2009. Estoy en la fiesta de la gaseosa. Me recibe Purranki. Me llama la atención su nuevo look, melena pelirroja hasta mitad de la espalda, pero no le digo nada. Sus ojos azules resaltan mucho más con ese pelo rojo. Me sirve varios vasos de gaseosa para que los pruebe, pero todos me saben igual. Uno de los vasos se me hace añicos al beber y la boca se me llena de cristales. Piensa que es hielo, dice Purranki muy sonriente. De repente estamos en una piscina, el color del agua es azul intenso. Sobre la superficie flota una canica transparente, no entiendo cómo puede flotar siendo de cristal. Al salir del agua, un perro me muerde la mano, por más que quiero deshacerme de él, se ha quedado enganchado con los colmillos a mi dedo índice.