domingo, 23 agosto 2009. Mi prima Cristina intenta hacerme unas fotos. Mi madre le da instrucciones, coloca unas sombrillas de playa para que me den luz en la cara, pero lo que consigue es justo lo contrario. Mi prima dispara fotos con distintos objetos, nunca con una cámara, como si eso fuese lo normal. También se cambia de ropa para cada foto aunque ella es la que está detrás de la cámara.
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Alguien ha organizado un maratón poético en el aula magna de Económicas. Cuando paso por la puerta veo mi nombre en el cartel. No entiendo nada. El público que hay en la puerta me arrastra al interior. Al llegar al escenario mi amigo Purranki me empuja hacia arriba y le dice al poeta Francisco Javier Casado que no me deje escapar. Una vez allí, Casado me agarra desde detrás en la cola de poetas que van a leer, para que no me escape. Me sorprende que el aula magna se haya llenado por completo. Entre el público veo a algunos amigos, entre ellos Antonio Muñoz Quintana con la cara completamente quemada por el sol. Detrás del escenario hay poetas tumbados en el suelo, durmiendo, esperando su turno.
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Alguien ha organizado un maratón poético en el aula magna de Económicas. Cuando paso por la puerta veo mi nombre en el cartel. No entiendo nada. El público que hay en la puerta me arrastra al interior. Al llegar al escenario mi amigo Purranki me empuja hacia arriba y le dice al poeta Francisco Javier Casado que no me deje escapar. Una vez allí, Casado me agarra desde detrás en la cola de poetas que van a leer, para que no me escape. Me sorprende que el aula magna se haya llenado por completo. Entre el público veo a algunos amigos, entre ellos Antonio Muñoz Quintana con la cara completamente quemada por el sol. Detrás del escenario hay poetas tumbados en el suelo, durmiendo, esperando su turno.