sábado, 6 noviembre 2010. Sobrevuelo un bosque. Entre los árboles veo unas manchas cuadradas blancas. Oigo una voz que dice: Azúcar de lucha. Al momento, chicos y chicas entran en esos cuadrados como si fueran un ring, y luchan sobre el azúcar. Está amaneciendo y llego a la ciudad. Aterrizo en una estación de tren. Para bajar a la calle hay un tobogán de hierro pintado de verde. Es muy estrecho y algunas mujeres quedan atascadas. Alberto está esperándome abajo. Le cuento entusiasmada que he estado volando. Intento demostrarle que puedo volar dando pequeños saltos. Te pesan las botas de pipo, dice. Efectivamente llevo unas botas de agua azul marino con ribetes amarillos y un asa en el talón. Me fijo en que todos los niños que pasan llevan unas iguales. Por los altavoces de la estación gritan: ¡Compre sus botas de pipo!