domingo, 14 noviembre 2010. Carles me quiere enseñar un bar, pero entramos en una iglesia excavada en una roca. En las paredes hay fotos de poetas que hace mil años que no veo. Todos están desnudos. En una de las fotos aparece Salvador López Becerra comiendo un bocadillo. Desnudo. El sacerdote, que no es otro que el fraile "Hermano Pepito", parece que va a comenzar una misa. Le hace una seña al monaguillo, que no es otro que Miguel López Gaspar, y éste reparte copas de fino a los feligreses. Cuando llega a mí, le digo que no me gusta el fino. Todos me miran alarmados, incluso Carles. Pienso que mejor me voy. Mientras espero fuera a Carles, me pregunto si López Becerra y López Gaspar serán familia.
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Unos niños juegan en la calle que los atropellen los coches. El mayor les enseña cómo deben saltar y tumbarse sobre el capó para que no les pase nada. Escribo una carta donde pido al alcalde que construya en cada barrio un agujero cuadrado descubierto de 80 metros cúbicos, donde los niños puedan jugar sin que les pase nada.
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Unos niños juegan en la calle que los atropellen los coches. El mayor les enseña cómo deben saltar y tumbarse sobre el capó para que no les pase nada. Escribo una carta donde pido al alcalde que construya en cada barrio un agujero cuadrado descubierto de 80 metros cúbicos, donde los niños puedan jugar sin que les pase nada.